Todos los años la Obra Pontificia de San
Pedro Apóstol, una de las cuatro Obras Misionales Pontificias, celebra con toda
la Iglesia la Jornada de las Vocaciones Nativas, que tendrá lugar el domingo 14 de mayo.
Gracias a la generosidad de los fieles, esta
Obra lleva más de un siglo ayudando a las Iglesias de los territorios de misión
(la totalidad de África, gran parte de Asia y varias de las diócesis más
remotas y pobres de América) en la formación y sostenimiento de las vocaciones
a la vida consagrada y al sacerdocio. El año pasado, fueron nada menos que 27.000
los seminaristas ayudados en seminarios de Filosofía y Teología. Muchos de
ellos serán sacerdotes ya este año. Durante 2016, gracias a la solidaridad de
toda la Iglesia, la Obra de San Pedro Apóstol destinó casi 21 millones de euros
para ayudar a las vocaciones nativas. Más de 1,7 millones fueron aportados por
España.
La Obra fue fundada por Jeanne y Stephanie
Bigard, en 1889. Dos mujeres laicas sin más medios que un corazón enamorado de
las misiones. El primer seminarista que apoyaron fue un joven japonés del
seminario de Kyoto.
La colaboración con la Obra de San Pedro
Apóstol se hace a través de la oración y el ofrecimiento por las vocaciones de
los países de misión y la cooperación económica por medio de colectas, como la
de este domingo, donativos domiciliados, becas de estudio, herencias y legados.
Un ejemplo de esta colaboración lo tenemos en
el seminario de San Antonio en Kachebere, Malaui, que ha cumplido 75 años. La
Obra de San Pedro Apóstol no les ha fallado nunca a los cientos de seminaristas
que han pasado por sus aulas. El año pasado se les enviaron 29.000 dólares para
la cocina y 77.870 dólares para el sostenimiento de los 122 seminaristas.
También se puede colaborar a través de becas de estudios para seminaristas que se convierten en ayudas para las vocaciones
de los territorios de misión. Se trata de una modalidad de colaborar en la
formación espiritual, académica y pastoral de las vocaciones nativas.
Quienes deseen sumarse a esta corriente de
cooperación en favor de las Vocaciones Nativas pueden crear una beca de
estudios para ayudar a estos jóvenes que en los territorios de misión han sido
llamados al sacerdocio o a la vida consagrada.
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